Entrando al pueblo por la calle de santiago

Llegamos hasta la plaza del Hórreo, lugar en el que está situada la iglesia de San Juan. Consta de una nave de tres tramos, presbiterio y cabecera ochavada de tres paños. Al sur de la cabecera se encuentra la sacristía, que se prolonga al sur con otra más moderna. Al suroeste está situada la torre de dos cuerpos, de sillería. En cuanto a la portada, existe una de medio punto a los pies, otra en el lado norte del crucero de seis arquivoltas apuntadas y una tercera, cegada, en el brazo sur.

La construcción del templo tuvo lugar entre los siglos XV y XVI, correspondiendo a los siglos XVII y XVIII la sacristía nueva y la torre. En los trabajos de construcción intervinieron, probablemente, numerosos canteros, pero sólo se conocen al Maestre Fernando, director de las obras en 1537, Juan de Huequel y Juan de Elgorriaga, que trabajaron en la iglesia hacia 1573.

En el interior de la iglesia hay que destacar la pila bautismal del siglo XII, único vestigio del primitivo monasterio de San Juan y, sobre todo, el Retablo Mayor dedicado a los Santos Juanes. Se trata de una obra de gran riqueza ornamental, realizado entre 1545 y 1556, a base de motivos platerescos y excelentes relieves en los que se tallaron figuras bien articuladas, llenas de movimiento.

Entre los artistas que intervinieron en la construcción del retablo figuran, probablemente, Natura Borgoñón como artífice de la arquitectura del banco, Bernal Forment y Juan de Beaugrant en la escultura, y Francisco de Lubiano en la policromía. En la actualidad puede contemplarse la obra en todo su esplendor, gracias a la restauración que se llevó a cabo en el año 1993. Hay que mencionar, también, la sillería de dieciocho asientos situada en el coro alto, obra clasicista de mediados del siglo XVII.